No hay héroe que no tenga una última gran batalla. Y Bruce Willis, el eterno John McClane de La jungla de cristal, libra la suya lejos de los focos, junto a su esposa, Emma Heming Willis, que se ha convertido en su voz, su guía y su refugio.
"Esto es más grande que Bruce, y es más grande que mi historia", dice Emma. Y esas palabras resumen el tipo de amor que no sale en las películas: el que se demuestra cada día, cuando la memoria empieza a desvanecerse y el amor se vuelve una forma de resistencia.
Cuando Bruce Willis y Emma se conocieron en un gimnasio de Los Ángeles, él lo tuvo claro: "Voy a casarme con esa chica". Años después, cumplió su promesa. La modelo que había desfilado para Chanel, Dior o Ralph Lauren se convirtió en el gran amor del héroe más duro de Hollywood.
Pero la historia cambió en 2022, cuando la familia anunció que Bruce padecía demencia frontotemporal (FTD), una enfermedad cruel que roba poco a poco el lenguaje, la personalidad y los recuerdos. Desde entonces, Emma ha pasado de ser su compañera a convertirse en su cuidadora.
En su nuevo libro, The Unexpected Journey, Emma habla sin filtros de la enfermedad, del duelo en vida y de cómo sus hijas Mabel y Evelyn, de 13 y 11 años, "Ellas están de duelo, lloran a su padre, lo echan mucho de menos. Él se pierde momentos importantes, pero son resilientes. Están aprendiendo, y yo también", confiesa.
A veces, el amor es eso: seguir aprendiendo a cuidar cuando ya no se puede curar. "El duelo es el precio que pagamos por amar a alguien profundamente".
La frase la cita su hijastra Scout Willis, hija de Bruce y Demi Moore. Y es imposible no pensar en toda una familia unida frente a la adversidad. Demi, Rumer, Scout, Tallulah. todas arropan a Emma en esta nueva etapa. La imagen de los Willis-Moore juntos, sonriendo entre lágrimas, se ha convertido en símbolo de empatía y fortaleza.
Emma lo explica con calma: "He aprendido a caminar junto a la tristeza. No puedo apartarla, pero tampoco dejar que sea lo único que exista".
Aunque su enfermedad avanza, Emma insiste en que todavía hay risas, momentos hermosos, y esa chispa que siempre definió a Bruce Willis. "Bruce sigue riendo. Sigue sonriendo. Todavía tiene ese brillo en los ojos", asegura.
En casa guardan una libreta donde apuntan frases, recuerdos y anécdotas que no quieren olvidar. "Crees que nunca se te van a borrar. pero se van. Así que las escribimos, para tenerlas siempre".
El actor vive una vida tranquila, rodeado de su familia. Emma ha tomado decisiones difíciles, como trasladarlo a una residencia especializada con asistencia 24/7. "Fue lo más duro que he hecho, pero me permitió volver a ser su esposa, no solo su cuidadora", explica.
Ella gestiona también su legado, su patrimonio y su memoria. Pero sobre todo, su misión es otra: visibilizar la demencia, romper el tabú y apoyar a los millones de personas que viven lo mismo. "No quiero que la FTD siga aplastándonos. Esta es mi forma de recuperar el poder", afirma.
Con su fundación y su libro, Emma quiere llegar al corazón de los cuidadores anónimos que cada día enfrentan el mismo dolor sin focos ni aplausos. "El amor es el cuidado", resume. "Eso es lo que mis hijas ven: amor en acción. Así entienden lo que significa querer a alguien".
Emma planea llevar su lucha hasta Washington para impulsar leyes de apoyo y financiación para las familias afectadas.