Luis Ziembrowski es un actor prestigioso y tiene una familia establecida, pero un pensamiento ronda su conciencia: el ser siempre convocado como villano, conectándolo con su padre, un inmigrante polaco que huyó para dedicarse al hampa. A Luis lo alarma pensar que en la actuación expresa un gen maligno que puede despertarse y hacer daño. Se identifica con aspectos de su padre y se pregunta si ambos son permanentes simuladores ante el destino; si lo único auténtico no es la ficción o la fuga.